martes, 2 de diciembre de 2008

La falsa amabilidad

Comportarnos con amabilidad nos hace sentirnos mejor y, casi siempre, nos facilita las relaciones personales y profesionales. No obstante, hay que tener cuidado en no incurrir en ciertas conductas que pueden confundirse con ella, pero que en nada nos ayudan e incluso pueden ser contraproducentes:
  • Un exceso de familiaridad que puede molestar e incluso ofender a nuesto interlocutor, en vez de facilitar la relación provocaremos el rechazo. No hay que olvidarse de que la amabilidad no está reñida con el respeto.

  • Perder el tiempo con charlas eternas e insustanciales. No siempre hemos de estar hablando seriamente, algún comentario intrascendente puede favorecer un ambiente distendido y colaborador, pero si abusamos de ello y seguimos la corriente a los charlatanes o somos nosotros mismos quienes prolongamos la charla desustanciada, perderemos el tiempo y nunca saldremos de la intrascendencia.

  • Asumir compromisos que no deseamos, por no saber decir que no. Se puede uno negar a hacer algo sin resultar ofensivo, con amabilidad pero con firmeza daremos nuestras razones, y, en cualquier caso, defenderemos nuestro derecho a decir que no, sin estridencias pero con seguridad.

  • Murmuraciones: debemos evitarlas, no tiene sentido estar siempre criticando. Sólo sirve para hacernos más negativos y para que otros piensen que nos dedicamos a hablar mal de los demás.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Veo que ya te has lanzado a escribir más. Un beso